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Una Mujer Real.

A lo largo de mi vida he visto mujeres hermosas, dignas de múltiples monumentos por cada rincón del mundo y merecedoras de ser musas de mil artistas, pero al acercarme para conocer aquello que las mueve, aquello que las motiva y así completar una belleza completa, perfecta, me doy cuenta que es una ilusión, lo juro, lo he visto; es una burla de lo más infame, una burla sin escrúpulos, y aún más triste es saber que he caído en una trampa con tan negras intenciones, saber que fui víctima de una de las diversiones de la vida, un desaburrimiento de su monótona existencia.

No digo que sea una regla la de "Hermosa pero hueca", aunque por desgracia, dicha situación es más frecuente y esperada que un amanecer en un nuevo día; ahora vale más lo resplandeciente de la apariencia latente que lo que puedas dar y ser por dentro, ahora vale más lo externo que la magia que puedas llevar por dentro.

Pero tal vez y no es culpa de ellas, de la vida, del mundo, tal vez y es toda mi culpa por esperar no a una mujer bella como muchos o muchas quisieran, tal vez y es toda mi culpa al esperar a una mujer real, una mujer que no sea necesariamente perfecta en el molde, pero que dentro tenga más que una pobre idea de lo que es, alguien que me haga querer hacerle monumentos, no a sus atributos físicos, si no, a su presencia, a su única belleza que es el reflejo de su esplendor interior que la hace ser la mujer ideal; al calor que emane de cada poro de su ser al estar cerca de ella, a ese calor que eclipsa las inseguridades y los miedos; un monumento a lo único y perfecto del tiempo estando a su lado.

Tal vez y es una culpa solo mía, al esperar a alguien que valga la pena en un mundo en el que ya no importa más la esencia.

O tal vez y es una culpa compartida entre la vida y yo, una culpa por mitad, en donde la vida tiene la culpa al ponerme en un lugar y en un tiempo en el que lo que no se ve dejó de importar, en donde mis ideas y forma de pensar, de querer y amar ya no importan más; y mi culpa porque aun sabiendo dicha realidad me empeño en buscar no a una mujer perfecta, no, en buscar a una mujer real. Una mujer que no tenga miedo de ser quien es, que no piense como todos, que no se limite a pensamientos tan típicos y que se sienta orgullosa al defender sus ideas aunque sea al hablar con ella misma, que se sienta feliz de no creer en lo que el mundo dice; que no se tenga miedo al verse al espejo, que no sea solamente un estuche bonito, que no le tema a sus complejos, que no le tema a su reflejo, y que si les teme que se sienta inspirada con aquello que nadie puede ver, que se ame a ella misma sin importar la intensidad con la que lo haga porque yo me encargaré de amarle los “defectos”, los complejos, las cicatrices, las heridas.

Es tan probable que jamás la conozca porque de las pocas que existen algún estúpido o suertudo tiene la dicha de ser parte de ella, de su vida; y a pesar de saber de sobra que no merezco una mujer tan increíble y con tales características, seguiré aquí esperándola, buscándola sin buscarla en cada esquina que cruce o camine todos los días, en cada amanecer, en cada luna llena, en cada una de mis aventuras y locuras del diario; y mientras la espere, independientemente del tiempo, permaneceré creciendo para que cuando el día anhelado llegue, yo esté listx y sea dignx de algo tan magnifico como lo es, UNA MUJER REAL.

φως

04-05/Nov/2017

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