Con las manos en la cintura,
La flaca me andaba viendo
“Hola, flaquita linda”
Con miedo le andaba diciendo.
“A ver mi niñito adorado”,
La huesuda me estaba gritando
“Esas pastillas ¿Qué pedo?”
Yo bien feliz, le voy contestando.
“Mi terapia hormonal está comenzando”
Le dije a huesitos sonriendo
“Mira, flaquita, hasta barba me anda saliendo”
La calaca se andaba riendo
Acabo muy temprano su vida
La flaca no lo sabia
Su amiga la muerte le dijo
“mira!! Por ahí va tu niño”
Lloro mucho cuando lo vio en el Mictlán
Entre cuatro cabrones se lo fueron a agarrar
“Muy hombrecito ¿no?” fue lo último que pudo escuchar
Pobre Erick, que descanse en paz.
Por: Andrey Shoyo
Lugar: Ciudad de México
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