¿Tú crees que a mí me gusta ser diferente, ser parte de algo que no es aceptado, de algo que se rechaza?, ¿Tú crees que me gusta ser parte de la comunidad LGBTTTIQA+?
Siempre he escuchado el típico comentario de: “Ellos son anormales, unos degenerados que les gusta andar de pervertidos”; ¿Sabes cuántas veces me pregunte si eso era verdad, si yo era eso que dicen?... Pero llegué a la conclusión de que no, alguien que es pervertido no disfruta la vida con las cosas triviales, alguien que es así no se permite estar, ser y disfrutar.
Siempre he escuchado que si nosotros quisiéramos podríamos cambiar, que sólo nos falta de convicción, pero, ¿tú crees que si yo pudiera evadir TODO lo que duele por ser diferente no lo haría? Ojalá y esa idea absurda fuera real, ojalá y pudiera evitar todo el dolor, el miedo y las noches de desvelo; ojalá y se pudiera cambiar a voluntad.
Pero por desgracia (o no), no se puede y coexistimos con gente que piensa como tú y que en ocasiones actúan con la frase: “El fin justifica los medios”. Una frase que ha matado y destruido no sólo ideas, civilizaciones, también lo ha hecho con espíritus, personas, animales, ecosistemas, con su casa.
Hay personas que consideran que nosotros preferimos la humillación, la agresión, la exclusión, la invalidez, que preferimos que se nos vea con repudio, con odio, que nos gusta exhibirnos y que por ello no merecemos respeto… pero dime, ¿alguna vez te pusiste a pensar si eso es verdaderamente real?
El odio de las miradas, la diferencia de las palabras, la exclusión de las acciones quiebra y quebranta, así como a ti, a mí también me duele. Y no, no me gusta ser diferente, ¿y sabes por qué?, porque es algo tan aplastante, que en el momento en que lo sientes le huyes, le corres; cuando ya sabes que no eres como el resto te escondes, y prefieres hacer como si no existiera, prefieres aparentar y ocultarlo, prefieres seguir siendo “normal”, caber a fuerza en un molde que te queda pequeño, prefieres mil veces encerrarlo a decirlo y aceptarlo, porque sabes lo que va a pasar, porque sabes que va a doler, y sabes lo que vas a tener que soportar, porque en el mundo en el que te toco vivir no es el ideal y que aunque en ocasiones te va mejor a ti que a los que ya no están, pero aún no es el final feliz, porque sigues siendo parte del “problema”, y como siempre, es más fácil erradicar un problema a tratar de enfrentarlo y resolverlo.
Llega un punto en el que te cansas de llorar, de vivir en un mundo alterno, un punto, en el que simplemente ya no puedes fingir más, es cuando todo explota porque ya no puedes seguir ahí, escondido… pero ahí es donde todo comienza.
Cuando comienzas a ser algo (un poco) diferente, ves al mundo como un niño pequeño con ganas de comerse al mundo entero, con ganas de brillar y seguir, con ganas de mejorarlo para vivir, para disfrutar, creer y aprender… Pero el que te come es el mundo y empiezan a destruir lentamente esa emoción, esas ganas. Es algo tan asfixiante que no puedes contra ellos. Y aquí es el punto en donde muchos no logran sobrevivir, y los aplastan hasta que finalmente mueren, alguno de forma literal, tal vez saltando de un puente, ahorcados, con sobredosis, ahogados, electrocutados o incluso desangrados; están los que se apagan y viven de forma automática o los que se vuelven arrogantes y destructivos: los que prefieren decir que todo está bien pero por dentro dejan de luchar y pelear y al igual que los que nos dejaron de forma física, dejan de ser, de estar, y no siguen con la guerra, no pueden, se fueron (disminuimos, somos menos).
Por otro lado, están los que siguen siendo ellos, medio opacos, pero están, los que se mueven en las sombras, los que siguen llorando bajo las cobijas, los que hacen mil cosas extremas para erradicar la voz de su interior que les grita: los que hacen mil cosas e intentan satisfacer el vacío con el que diario se levantan. o los que ríen como si nada pasara, los que curan a todo el mundo para sentir que lo hacen consigo mismos. Y hay muchos, pero todos huyendo, todos escuchando cómo alguien que quieren los condenan.
Y llega el punto de la verdad, el punto en el que el arcoíris de su corazón sale a la luz, cuando dejan de ser como el resto para comenzar a ser ellos; y es el punto más difícil porque se tienen que enfrentar a ellos mismos al principio, después a sus más cercanos para al final hacerlo con el mundo. Dime, ¿Tú crees que es sencillo levantarte todos los días pensando en el montón de personas de las cuales te tienes que defender, del montón de personas que te tienes que cuidar?, no, no lo es. Y ya en este punto deberías entender algo, NOSOTXS NO ELEGIMOS LO QUE SOMOS, simplemente lo somos y sentimos tal cual tú lo haces; y nos equivocamos, y lloramos, nos estresamos, nos dan crisis existenciales y sí, nos enamoramos, pero por gente necia como tú que no lo ha entendido, por gente que no quiere verlo nos matan, sí, nos matan a diario por no entenderlo, por no querer entenderlo…
¿Qué sentirías si en día de mañana alguien de tu familia, el que más quieres aparece en las noticias por ser asesinado?, duele la idea, ¿verdad?, pues es el dolor que miles de padres, hijos, hermanos, primos o sobrinos tienen que enfrentar a diario porque algún necio no entendió que también somos parte de esto, somos diferentes y no porque tengamos otra cabeza o algo así, somos diferentes porque nos expresamos algo diferente, porque amamos diferente y porque luchamos diferente, sólo eso. Sin embargo, ¿te pusiste a pensar en las miles de veces que algo diferente cambio el mundo que existía al que ahora es?, ¿te pusiste a pensar en todas aquellas personas a las que llamaron locas y cambiaron al mundo?, no, no lo hiciste, ¿y sabes la razón?... Porque no aprendiste a escuchar, porque no quieres hacerlo, porque te da miedo enfrentarte a una realidad que SIEMPRE ha existido, una realidad de años, una realidad tan pura y emocionante, que simplemente te da miedo, pero por desgracia, tu miedo mata.
Yo no elegí ser “diferente”, yo no elegí cambiar lo que mi familia ya creía, yo no elegí llorar mientras lo entendía, yo no elegí sentir miedo, yo no elegí ir en contra de lo que tú crees y valoras, yo no elegí vivir aquí, al mismo tiempo que tú y respirar el mismo oxigeno; yo no elegí tener miedo, yo no elegí esconderme, yo no elegí tus miedos, yo no elegí que tus palabras callaran y amordazaran mi espíritu, yo no elegí ir en contra de “tus reglas”, pero hay algo que yo sí elegí después de todo lo que yo NO quise, después de todo y aunque no lo quieras, también puedo elegir y ese es mi poder, el de todxs nosotrxs, ¿y quieres saber lo que elegí? Yo elegí ser valiente, cuidarme, amarme, protegerme y salir a la calle respetando lo que soy, verme al espejo y apoyarme, hacerme fuerte para que al salir y si por alguna extrañes de la vida me topo contigo no ser igual que tú, no ser igual a lo que me destruyó; en el silencio te doy las gracias porque entre más lastimas a mis hermanxs, a todos los demás nos das fuerza y voz para estar aquí, para marchar, por lxs que no están, por lxs que se fueron, por lxs otrxs que siguen, fuerza para seguir luchando y protegiendo a TODOS LXS QUE SOMOS “DIFERENTES”. Porque no, yo no elegí ser parte de la comunidad LGBTTTIQA+, ¡pero no sabes la emoción y el orgullo que me da serlo!
φως
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