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Foto del escritorLAMBDA Grupo Juvenil

Sam: La Reina



Hola, mi nombre es Sam, bueno Samantha, pero todos me dicen Sam y tengo 5 años ¿Te gustan las muñecas? A mí me encanta jugar con ellas. También me gustan mucho las coronas y ponerme vestidos grandes y hermosos, como los de las princesas de los cuentos o las películas. Siempre que juego con mis hermanos yo soy la reina y eso me encanta.


Oye ¿Qué tienes? No hablas mucho ¿Puedo contarte una historia? Es algo que me hace muy feliz a mí, tal vez si te la cuento te pueda animar un poco y hacerte feliz.


Cuando yo era mucho más chiquita de lo que soy ahorita, mi familia y amigos no me llamaban Sam, me decían otro nombre, creían que era un niño y cuando me hablaban me decían Alejandro. Yo no entendía por qué me hablaban por ese nombre si era un nombre de niño. Pero eso no era lo único que no entendía, había muchas cosas más que no me gustaban.


Mis papás me vestían con ropa de niño, me ponían pantalón, tenis y camisas que nunca me gustaron, me sentía incómoda, sentía como si fueran unas cadenas grandotas y muy pesadas que ponían sobre todo mi cuerpo, a veces no las soportaba por mucho tiempo, por eso no me gustaba salir mucho, porque al salir tenía que usar todo eso, pero cuando estaba en mi casa nunca usaba esa ropa, siempre me gustó usar mi short negro, ese era mi favorito porque era muy grande de la parte de abajo ¿Te cuento un secreto? Cuando me lo ponía imaginaba que era una falda o un vestido y eso me hacía sentir más feliz. Me sentía tan libre como cuando agarraba las zapatillas de mi mamá y cuando ella se iba a trabajar yo me las ponía y me sentía como una princesa, por eso ahora soy una reina.


Aunque a mis papás les gustaba ponerme esa ropa fea e incómoda, no me podía enfadar con ellos ni sentirme triste, porque siempre me dejaron jugar con mis muñecas y siempre dejaron que yo fuera la reina de la casa, pero yo sabía muy en el fondo que ellos seguían viendo a Alejandro y no a mí; a Sam. Eso lo pude ver cuando mi mamá compró un vestido azul para regalarlo a una de mis primas porque era su cumpleaños. En cuanto vi ese vestido me enamoré de él, era como el vestido de la Cenicienta; brilloso, largo y muy hermoso, además era azul, ese color que mi mamá siempre dijo que debía usar, aunque a mí me gustara más el violeta.


Yo quise usar ese vestido azul y pensé que mi mamá me iba a dejar, pero no le gustó mucho la idea. Me dijo que ese vestido no era para niños y le contesté que era Azul, que podría usarlo, pero ella seguía diciendo que no. En ese ratito supe que para mi mamá yo era Alejandro y no quise hacerla sentir mal, por eso en vez de decirle que yo era una niña, le decía que un niño sí podía usar un vestido azul, pero ella me seguía diciendo que no. Ese día me sentí muy triste y quería llorar, aunque después se me vino a mi cabeza una idea grandiosa; fui a buscar el vestido y lo escondí, sabía que si no lo encontraban yo podría usarlo después, ya no se iban a acordar de él, pero mi plan no funcionó, porque lo encontraron.


Ese mismo día, en la noche a la hora de dormir, yo quise buscar mi vestido de nuevo, pensé que ya todos estaban dormidos, pero mis papás seguían despiertos y escuché que mi papá le decía a mi mamá que le preocupaba que jugar con muñecas y jugar como una niña se me hiciera costumbre, no entendí que lo había dicho, pero mi mamá sí y ella le contestó que todo se trataba de un juego. Sí, mis papás creían que yo jugaba a ser Sam, pero no lo hacía porque la verdad es que yo jugaba a ser Alejandro y lo hacía para que mis papás no se asustaran porque yo sabía que mi cuerpo no era igual al de mi mamá y mi hermana, se parecía más al de mi papá y mi hermano, eso es algo que no entiendo todavía, pero sé que un día lo haré.


Pero aunque mi cuerpo sea un poco distinto, sé que no dejo de ser la reina de mi casa, no dejo de ser Sam y eso siempre me hace muy feliz. Mis papás tardaron en verme a mí, pero mis hermanos siempre lo hicieron y por eso yo siempre amaba jugar con ellos, aunque si te digo otro secreto y juras no contárselo a nadie, con quien más adoré jugar siempre y aún lo hago, es con mi hermana. Yo la adoro porque para mí es como la Mujer Maravilla; es bonita, fuerte y siempre está sonriendo, además ella también me quiere mucho, aunque a veces se enoje conmigo porque agarro sus muñecas para jugar, o sus pinturas para ponerme en mi cara, pero es que ella se enoja porque no sabe que yo quiero parecerme a ella porque la amo muchísimo.


Mi hermanita fue quien le dijo a mi mamá que yo era Sam, ese día casi me desmayo del susto, pero también fue un día muy feliz para mí, porque ese día supe que mi hermana ya me quería. Después de eso hubo días muy extraños, mis papás comenzaban a comportarse raros, muchas veces parecían enojados o cuando me veían hacían gestos raros, como si no me conocieran, eso me asustaba mucho, pero ya comenzábamos a salir a la calle y me ponían vestidos y faldas. Mis papás volteaban a todos lados cada vez que salíamos y que me vestían como me gustaba, pero la verdad yo estaba muy feliz y también mis hermanos, no supe por qué mis papás no podían disfrutarlo como yo.


Una vez tuve un sueño; yo estaba en un jardín muy verde y con muchos pajaritos, también había orugas, mariposas por todos lados, árboles muy grandes y al fondo se veían montañas con mucha nieve. Era un sueño muy bonito porque en él apareció Alejandro y me dijo que tenía que irse, que ya no nos íbamos a ver, me dijo que iba a viajar por todo el mundo porque siempre quiso hacerlo y antes de despedirse me pidió que cuidara de mi mamá. Cuando desperté me sentí feliz y quería salir a jugar con mis hermanos y mis amigos. Me levanté de la cama y me salí de mi habitación, yo estaba usando una bonita falda que me habían regalado, mi mamá estaba en la sala y cuando me vio salir comenzó a llorar, creo que ella había tenido el mismo sueño que yo tuve. No me gustaba verla llorar y me acerqué, acaricié su pelo y le dije que no debía llorar porque Alejandro estaba contento de ir a viajar por el mundo y aunque ya nunca lo íbamos a ver, debíamos alegrarnos porque fue a hacer lo que siempre quiso hacer, viajar por todos los países del mundo.


Igual que Alejandro yo soy muy feliz, porque ya no tengo qué ser como él, ahora puedo ser yo y puedo usar la ropa que más me gusta, puedo seguir siendo la reina en los juegos y puedo soñar en ser igual que mi mamá en el futuro, porque quiero ser una mujer que lo pueda hacer todo.


Oye, me habla mi mamá, creo que es la hora de la comida, espero que te sientas un poco más feliz ¿Te gustaría que te contara otra historia después? Yo quiero hacerlo, pero ya me voy. ¡Adiós!


Por cierto, cuando te vuelva a ver te voy a presentar a mi muñeca, se llama Many.

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