Estaba la Calaca
Sentada en un barranco,
Estaba triste y sola
Al punto del llanto,
Me acerco y le pregunto
Sobre lo que siente,
Sobre lo que le está pasando.
En sus ojos huecos
Veo las ganas de lagrimear,
Y le pregunto una vez más
Sobre sus ganas de llorar,
Al fin voltea y me dice:
“Algo malo está por pasar”.
Nos quedamos los dos solos
Observando al mundo un rato,
Pero la Calaca sigue triste,
Meditando cada tanto,
de repente me sorprende
Con un suspiro largo,
Alterando el ambiente
Y haciendo un cambio.
De sus labios ya extintos
Balbucea cosas incoherentes,
Pero mis oídos,
Aún siguen ahí
Alertas y pendientes.
La flaca no me mira,
Pero comienza a hablar,
Algo raro tiene,
Siempre falla al intentar.
Un escalofrío lento
Se apodera de mi cuerpo,
Y justo en ese momento,
Me doy cuenta que se ha detenido el tiempo;
La Calaca se levanta
Y me pide que la siga,
Una petición muy rara
Si me la dijera hoy en día.
Como un niño curioso
Sigo al esqueleto
A paso firme y en silencio,
Cada que avanzamos
Algo me carcome por dentro,
Pero sin decir más nada,
La sigo de cerca y atento.
Caminamos algunas cuadras,
Y algunas calles más,
Ella jamás voltea,
Estoy seguro de que confía,
De que confía en mi curiosidad,
Y de que a pesar de todo
No soy fácil de asustar.
Llegamos a una calle,
Me dice muy despacio y sin titubear:
“Ten cuidado y ven acá”.
Cuando giramos la cuadra,
Me quede petrificado,
Yo jamás imaginé algún día ver aquel cuadro,
Con la mirada gacha
Y mi cuerpo temblando
Nos acercamos a un pequeño cuerpo sangrando.
Nos acercamos lo suficiente
Y al fin la Calaca rompe en llanto,
Yo sigo en shock,
La sangre de mis venas
Alientan su fulgor,
Me acerco un poco más
Impulsado por la curiosidad
Y es sus ojos puedo ver
La más pura inseguridad;
Está herido de muerte
Y no hay nadie cerca
Que lo pueda salvar,
Es un chico joven que no deja de sangrar.
Volteo y veo a la flaca,
Con la mirada pido explicación
Y ella con la cara gacha
Me dice una sola palabra
Para darme una razón;
De su boca lo único que sale
Es la palabra: orientación,
Suspiro y lo vuelvo a ver,
Lleva un tatuaje en la piel
con las siglas LGBT.
Después de algún tiempo
La veo de nuevo,
Ella acaricia su rostro
Mientras yo la observo,
Ella lo cuida y protege
Por un corto momento,
Le pregunto si puedo hacer algo para ayudar,
Pero después de un suspiro
La veo que se levanta
Y sin decir nada comienza a andar.
Me quedo confundido, sin ganas de avanzar,
Ella lo siente en el momento
Y detiene su lento caminar,
Me dice quedito y con rabia al hablar:
“Los complejos lo mataron,
Y tú y yo no nos podemos quedar,
Tu cuerpo está en el barranco,
Es tiempo de regresar;
Querías saber lo que me pasaba
Y te lo he mostrado.
A veces juzgamos tanto
Que olvidamos lo logrado
Y aquel pobre muchacho
Está ya perdido;
No es fácil mi trabajo
Pero lo sigo cumpliendo;
A veces apagan fuegos
Que quieren seguir ardiendo.
Te he ensañado
Un caso para que vayas,
Para que les cuentes
Que al final del día,
Que al final de la vida,
Todos me ven a mí,
A la misma flaca
Su vieja y maldita amiga.
Regresamos al barranco,
Ya nada es igual,
El tiempo que se detuvo
Empieza de nuevo a andar,
Se levanta en silencio
Y yo ya sé a dónde va.
Ahora estoy yo pensativo,
Es momento de cambiar,
Así como aquel chico
Sé que hay muchos más,
Y no es justo
Que su vida quede inconclusa
Y a la mitad,
Solo por ser “diferentes”,
Por no ser uno más;
Nadie decidió una vida,
Una vida difícil de asimilar,
Pero así hay muchos
Que necesitan de un aliento,
De alguien que les diga
Que no están solos
Y que es su momento.
Autor: Luz David Martínez Díaz
Ganador del Segundo Lugar
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